domingo, 10 de febrero de 2008

En Papalaguinda






¡Yo soy!





Alargo mi sombra desde el suelo a un banco en el que están sentadas dos ancianas. Una de ellas comenta:

_Sí, hija sí, "cría cuervos..." ya ves, un sólo hijo. Toda la vida con mi bicicleta recogiendo cartones. Le compramos el piso a él y nosotros seguimos de renta porque como pagábamos muy poco... Luego mi hijo se casó. Más tarde murió mi marido. Me fui a vivir con mi hijo su mujer y mi nieto. Yo no sé si yo todo lo hacía mal, o mi nuera lo veía así, pero si no salgo de allí ya me había muerto.

_Y... ¿cómo te las arreglas con 500 euros? _intervino la otra anciana.

_Pues mira, pago 300 euros de renta, voy a por la comida al "hogar del jubilado" que me la dejan llevar para casa; como me la dan abundante, me da para dos días, así que me arreglo muy bien y sobre todo no dependo de nadie. Eso sí, el otro día me levanté a las dos, me vestí y me fui a por el pan. Al salir a la calle, veo las luces encendidas y ni un alma por ella. Vuelvo a entrar en casa. Miro el reloj... ¡Eran las dos de la mañana!.

Mi hijo dice que vuelva con ellos. Que esos 300 euros del alquiler, los estoy tirando a la basura con lo bien que le irían a él... ¡Será egoísta! Recuerdo la Nochebuena pasada. Mi hijo trabajaba y mi nuera se fue con mi nieto a pasarla con su madre. Yo la pasé sóla. Ahora te tengo a ti y a los demás y me siento más acompañada viviendo sola.


Levanté mi sombra y me fui pensando en una frase de Balzac:

"El viejo es un hombre que ha cenado, y mira a los otros como cenan".





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