miércoles, 26 de marzo de 2008

Mirando al Bernesga






¡Yo soy!





Como sombra contemplo el Bernesga en una de sus más bonitas crecidas. Hay varias personas mirando extasiadas el paso del agua. Me acerco a dos hombres con atuendo de albañiles.

_Pocas veces podemos disfrutar de este panorama _comenta el más joven_ Seguro que la crecida nos vendrá bien, ya sabes: cocheras inundadas que habrá que pintar, humedades... oye, al fin te ha llamado la señora que te pidió presupuesto para arreglar la cocina?.

_Sí, Sí, me dijo que le parecía muy caro _contestó el que parecía el jefe.

_Pero al final te lo dará a ti porque quedó contenta con la reforma anterior _terció el primero.

_No sé, no sé... Habló con su vecina que me había pedido presupuesto a mí, pero al final se lo hizo el listo ese que trabaja en el Ayuntamiento mucho más barato.


¡Como yo le dije! ¡Ese hijo de p... por la mañana descansa de funcionario y por las tardes trabaja como un cabrón! Ni tiene obreros que pagar, ni seguridad social, ni IVA, ni licencia ni ¡Dios que lo fundó! Pero te advierto que como siga tocándome los coj... lo denuncio. ¡Ya lo creo que lo denuncio!
¡Que pague impuestos como yo y luego que me haga la competencia!
Me separé de los dos hombres, dándole la razón al autónomo.


Ya lo dijo Hebbel: "Lo que es razonable es real y lo que es real es razonable".



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