jueves, 10 de abril de 2008

En La Junta de C. y León






¡Yo soy!





Mi sombra contempla el bonito edificio de La Junta sentada sobre el capó de un coche "tuneado".

Lleva dos bandas blancas a lo largo sobre el fondo negro. En el parabrisas un símbolo de tatuaje "celta" y a ambos lados una frase en letras góticas. En las puertas una calavera de ojos rojos de la que salen blancos mechones. En el cristal trasero unas livianas alas ¡Me mola un montón!
¡La curiosidad me puede y espero para saber de quién es!

Oigo el clic y veo las luces. Su dueño se acerca. Es un muchacho, guapo, alto, de ojos claros y no más de 25 años. Si el coche me llamó la atención, el dueño... más.

Por el centro de su cabeza una cresta rubia. Viste una camiseta sin mangas y pantalones de camuflaje. En uno de sus brazos lleva un enorme dragón tatuado. En el otro una cobra gigante. La verdad es que "canta un poco". Pero... no viene solo.

 Le acompañan dos chicas jóvenes a las que comienza a mostrar el "tuning" al que ha sometido su coche. A una de ellas le encanta, a la otra no tanto. Al poco rato, se despide de las chicas y se va. Yo me quedo con las jóvenes. Una de ellas comenta:

_¿Te das cuenta? ¡Es para matarlo! ¡Cómo no me iba a separar! le quiero mucho pero...¡no lo soporto! ¡Ya lo has oído! : Se ha comprado una mascota, ha "tuneao" el coche, se ha teñido el pelo... ¡Y los niños qué!... Lleva meses sin darme un euro. Da igual lo que le digas.

¡No sé cuándo va a sentar la cabeza y a ser un padre responsable!

A mí el "tatuado" me cayó bien, pero estoy de parte de la madre. ¡Lo primero es lo primero! Me vino a la mente una frase de la escritora inglesa George Eliot:


"Era como un gallo que creía que el sol había salido para oirle cantar".




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