sábado, 21 de febrero de 2009

Triste Carnaval






¡Yo soy!






La mesa de la cocina está llena de telas de colores brillantes. Dos hermanas adolescentes, preparan sus trajes de carnaval entre risas. Entra la abuela enlutada y con semblante agrio, como de costumbre, dice como para sí:

_Sí, vosotras preparar, preparar que mañana no creo que estrenéis los trajes. ¡Tanta fiesta y tanta zarandaja! _y salió de la cocina como había entrado, sin hacer ruido.

Las muchachas la miraron y se encogieron de hombros. Ya estaban acostumbradas a sus raros comentarios. Las agujas y tijeras continuaron su trabajo entre alegres comentarios.

Amaneció soleado el "Día de Carnaval". Los trajes de arlequín descansaban sobre dos sillas. De repente, gritos de terror llenaron la casa. Bajo la escalera; enfundadas en negras y gruesas medias de lana, se veían suspendidas las piernas que tan bien conocían.


Mi sombra bajo la alegre capa roja, salió triste del portalón: "Para todo mal existen dos remedios: el tiempo y el silencio" de Alejandro Dumas (padre).




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