martes, 11 de octubre de 2011

¡Byron!





¡Yo soy!





¡Byron, un perro especial!

Siempre recordará el día que llegó a casa. Él tenía quince años y su hermana trece.

Su hermana para su "cumple" que se celebraba muy cerca del suyo, había pedido un hermoso regalo: ¡Un perro! Como sus cumpleaños casi conincidían, sus amigos y las amigas de su hermana, decidieron juntar la "pasta". ¡Un perro, sería el mejor regalo para los dos!

Llegó el día. Chus esperaba una consola, un balón de reglamento, un bate de béisbol...¡ Todo menos un perro! Cuando vio al animal casi le da algo. Disimuló delante de sus amigos pero en cuanto se fueron puso el grito en el cielo. ¡Tú querías un perro, pero yo no! _Le espetó a su hermana.

No tenía consuelo, pero no hubo marcha atrás. El perro que su hermana tanto había deseado, se quedó en casa. Pasaron los años y Byron, que así le pusieron al cachorro, se convirtió en un precioso can negro al que todos adoraban. Chus, nunca imaginó lo mucho que llegaría a quererlo.

Cuando se independizó y volvía a casa a menudo, su mayor alegría era que el animal saliera a su encuentro. Levantaba sus patas, pegándose a él para recibir las caricias en su pelo azabache, mientras lamía a su medio-dueño como saludo y muestra de su alegría.

Pasaron quince años, Bayron enfermó de viejo y aunque sus ojos dejaron de ver, seguía reconociendo a todos los moradores de la casa. Las curas en sus heridas se hicieron cotidianas. Por su amor hacia él, Chus, deseaba que una inyección acabara con el sufrimiento del animal. Su hermana se opuso. ¡Ni pensarlo! Se iría cuando llegara su hora.

Fue el mes de Octubre del pasado año, cuando Byron dejó de sufrir. Se arrugó como hoja de otoño. Pero su recuerdo en todos los que le cuidaron, seguirá perenne.

Chus, cada cumpleaños, recuerda su mejor regalo-compartido en sus tres décadas de vida: ¡El fiel Byron! En su corazón y en el de los suyos, siempre habrá un recuerdo amoroso para el que fue un miembro más de la familia.


 Mi sombra no lo conoció, pero sintió afecto por él en la distancia. Por ello le dedicaré una frase de un tocayo suyo. Quizás de él heredó su nombre: "El perro: posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, valentía sin ferocidad, y todas las virtudes del hombre y ninguno de sus vicios" de Lord Byron.




5 comentarios:

  1. el mejor amigo del hombre sin duda... me encanta la frase de Byron ;)

    ResponderEliminar
  2. Que bonito!!!, se le echa mucho de menos...todavia cuando llego a casa de mi madre espero escuchar sus ladridos....

    ResponderEliminar
  3. Los perros son geniales. Incondicionales como ningún ser humano podría serlo jamás.

    ResponderEliminar
  4. Desde luego, Ra. Besotes.

    Me alegro que te haya gustado, Chus. Yo le cogí cariño a través tuyo. No me extraña que lo eches de menos. Un abrazo.

    Tienes razón, Princesa Ono, y son fieles hasta el final. Los humanos tenemos mucho que aprender de ellos. Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Me guardo la frase de Byron para colocarla junto a la foto de mi perrita y la comparto
    me encantó la historia es entrañable , hay que tener un animal para entenderlo , son el mejor regalo de amor desinteresado, no conozco otro igual
    Un besazo

    ResponderEliminar