jueves, 24 de mayo de 2012

Monólogo de silencio (1)




¡Yo soy!





 Mi sombra adivina su mente: 


¿Fui un niño robado?

Estoy aquí, tumbado en la cama, mirando hacia el techo y cada vez viene más y más a mi mente ese tema. Será porque todos los días aparecen nuevos casos.

 Empezaré por el principio. Según mi madre adoptiva, lo decidieron con bastantes dudas por parte de ella. El que estaba seguro era su marido, mi padre adoptivo. El lo tenía claro. Mujer, con toda la sementera que tenemos, yo dentro de unos años ya no puedo con ella. Lo curioso es que no fueron ellos sólos. Mis tías, las hermanas de mi "nomadre", también se pusieron de acuerdo para adoptar. Ahí están mis primos, los hijos de mi tía Mary y mi prima la hija de mi tía Filo.¡Qué casualidad! Las tres hermanas adoptan casi a un tiempo, sólo con días de diferencia reciben a los retoños que hoy son mis primos, sin serlo. ¡Claro que también ellas tenían mucha sementera! 

Según mi "nopadre" a mí me trajeron de Madrid junto con mi "noprima" y a los otros dos "noprimos" de Valencia. Eso nos han dicho siempre. Lo cierto es que hacía tiempo que tenía el nombre y apellidos de mi madre biológica, está en los papeles. Según la que llamo madre sin serlo, la que sí me trajo al mundo es de una familia acomodada que vive en Madrid. Internet me ha acercado a su familia y a la madre que me parió. ¿La conoceré algún día? Siempre la misma pregunta retumbaba en mi cabeza. 

Desde luego un médico hay por el medio, el Doctor V. con el que mi "nomadre" y mis "notías" siguen teniendo muy buena relación y la han tenido siempre. Monjas y curas de por medio no hay que ser una lumbrera, los hay. Tanto mi  no madre como mis no tías, se comen a los santos por los pies. Ahí tienes sin ir más lejos los manteles de lino que le regaló mi "nomadre" a la iglesia hace unos meses. Los mandó hacer y bordar a unas monjas de unas sábanas de lino que ella guardaba como oro en paño. ¡Los manteles le costaron un ojo de la cara! El nuevo cura, no sé como se las arregla para cada poco, sacarle algo para la iglesia. A mí este cura me cae bien lo veo joven y "enrollao", pero paso. Ya quedé harto de ellos cuando estaba en el seminario. Claro que ellos también estaban hartos de mí cuando me botaron de allí. Me dije y me repetí que un día de estos iba a llamar a la familia Cortázar Varela. 

¡Y...lo hice! Una llamada telefónica. Lo pensé muchas veces y no me había decidido, hasta ayer que me lancé. Mi "nomadre" se marchó a su misa diaria y yo me pegué al teléfono. Marqué: ¿La familia Cortazar V.? ¿Sí, quén llama? Mire yo... _ estoy sudando_  busco una mujer de la familia Cortázar V. llamada Emilia. Sé que es mi madre biológica _ hubo un largo silencio al otro lado del hilo, tanto que estuve a punto de colgar. Pero una fuerza invisible me mantuvo a la espera_.  Mire a mí... me dieron en adopción y yo sólo llamo para conocer un poco más de mis orígenes. No quisiera molestar _¿por qué estoy temblando? Ya está, la lo dije, ahora... _.  Una voz de mujer por fin habló:

 _Mira hijo, en el fondo esperaba esta llamada. A tu madre la perdió su belleza _el corazón se me va a salir por la boca_. Soy la hermana mayor de tu madre de los seis hermanos que somos. Mi padre, tu abuelo, fue un bandarra toda su vida, que sólo sabía gastar el dinero que con esfuerzo ganaba mi madre, tu abuela. Hace más de cuarenta años que se separaron. Mi madre nos sacó adelante con penurias pero  logró darnos carrera a todos, menos a ella que era la más pequeña  _¿era?, que no se note que estoy llorando_.  ¿Era?

_ Sí, tu madre en un Madrid, llamaba la atención cuando caminaba por la calle, hacía volver la cabeza tanto a hombres como a mujeres. Era alta, esbelta y bellísima. Eso fue lo que la perdió. Empezó con amistades que la llevaron a la droga y de ahí a la prostitución. Una sobredosis acabó con su vida hace unos años _ sí claro prostituta y drogata como dicen de todas, me ahogo, me falta el aire voy a colgar. Tengo que colgar ¿por qué no lo hago?_. Cuando tú naciste  tu abuela y yo estábamos al lado de tu madre. Mira, te pido por favor, que no indagues más. Han pasado treinta años. Mi madre está muy mayor y sólo nosotras sabemos de tu existencia. Nunca le dijimos nada al resto de la familia. Para ella sería un disgusto que la llevaría a la tumba.

_¡Y colgué, claro que colgué! No podía más. ¿Cómo que sólo lo sabían ellas dos? Ahora se me aumentan las dudas. ¿Pagarían por mí?  "Nomadre" siempre me ha dicho que sólo los gastos de la clínica. Me está comenzando la dichosa jaqueca. Herencia de mi abuelo? ¿de mi madre? ¿del cabrón de mi padre? Voy a cerrar la ventana y a tomar la pastillas antes de que el dolor sea más fuerte. Me acostaré boca abajo,  a oscuras. Me pasará en unas horas. ¿Fui un bebé robado? 


Mi sombra suscribe: "¿Tu verdad? No, la verdad,  y ven conmigo a buscarla. La tuya , guárdatela" de Antonio Machado.




2 comentarios:

  1. Hace unos meses parecía anecdótico, ahora está resultado un tema que asusta. La ignorancia, la codicia y la falta de control administrativo, debió cebarse con familias humildes que confiaron en sanitarios y religiosos, por otra parte "intocables" en la época.
    Saludos.

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  2. Desde luego hoy sería muy difícil pero en esos años lo que decían los religiosos "iba a misa" nunca mejor dicho. Lo cierto es que cada vez hay más y más casos y es muy difícil ponerle remedio. Un saludo.

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