jueves, 27 de marzo de 2014

Tomando "Sintrón"





La señora mayor se encontró muy mal y fue a urgencias. 

Informó al doctor, que estaba tomando "Sintrón". El médico la escuchó y le recetó un potente antibiótico. La mujer regresó a casa y comenzó a tomar la medicación. A los dos días fue a su médico de cabecera en silla de ruedas porque apenas podía caminar. Le enseñó a su médico el gran moratón que tenía en el brazo añadiendo que tenía más por todo el cuerpo. Inmediatamente el doctor la hizo pasar a una sala y le dijo que iba a mirar sus niveles de velocidad en la sangre. Si el nivel normal es de dos o tres, la anciana tenía 21, el médico sin importarle que la enferma estaba delante comenzó:

_¡Me cago en Di..., me cago en la Vir... , estoy hasta los cojon..., cualquier día me matan a un enfermo! 

Cuando dejó de jurar en vano, nunca mejor dicho porque el mal ya estaba hecho, envió a la enferma a la Residencia Virgen Blanca del Hospital de León. Allí la aislaron por completo durante varios días. Le pusieron varias transfusiones sanguíneas y cuando su estado de salud mejoró le preguntaron: ¿Pero usted no sabía que tomando Sintrón no se debe tomar antibióticos y si se hace hay que seguir unas normas muy precisas? 


_Sí, sí, si yo al doctor que me vio primero le dije que lo tomaba pero qué le voy a decir yo a un médico que me está recetando, él no me preguntó nada más.


A la enferma, el error médico le ha costado días de hospitalización y pudo llegar a costarle el viaje del que nunca se regresa. Cuenta, que agradece a su médico que le hubiera salvado la vida, pero recuerda lo mucho que se asustó al oírle jurar de aquella forma. ¡Con lo religiosa que es ella!


Comprensible el enfado pero...las formas son las formas:  "El mayor número de los males que sufre el hombre provienen del hombre mismo" de Plinio el Jóven.




jueves, 20 de marzo de 2014

¡"Tirar la toalla"!





 Está cerca de los cuarenta. Madruga como cada día de la semana. Sólo de pensar a lo que tiene que enfrentarse le hace sentirse enferma. Cada mañana al levantarse siente mareos, ganas de vomitar, peso en las piernas y angustia en el corazón. 

Se mete en el coche y arranca hacia su destino, una población cercana a nuestra ciudad. Su mirada exterior fija en la carretera. La mirada interior fija en las caras de los seis o siete "energúmenos" por clase de 1º y 2º de ESO a los que este año le ha tocado dar clase de inglés.

Llegaron los últimos al instituto, ella y otro compañero, interinos los dos. Se han tenido que tragar las clases que nadie quiere, las más problemáticas. A través del parabrisas mira sin ver a Lucas. Le falta una mano. La perdió hace un par de años cuando su padre le hizo entrar a robar en una fábrica. En la actualidad el progenitor está en la cárcel, ella no quiere saber por qué. El muchacho en clase no hace nada, bueno sí, incordiar, ni siquiera lleva los libros.

Mirando al retrovisor ve la imagen de Lourdes cuando le dice:

 _No llames a mi madre que lo pasa muy mal. ¡Pues compórtate gilipollas! _piensa mientras conduce_ le duele llamarla porque padece cáncer y va a escuchar la respuesta de siempre: ¡Ya no sabemos que hacer con esta hija! Pero las normas son las normas.

Mira más hacia adentro y ve a Mario señalando a Telma: 

_Profe, esa de inglés ni idea, lo que mejor se le da es el "francés"_ mientras ríe elevando los brazos y dejándolos caer de nuevo sobre su mesa.Telma, que a sus quince años, parece que tenga veinte, con su  voluminoso pecho que hace más llamativo su ropa ajustada y su escote, hace un gesto soez. ¡Es más basta que el papel de estraza! _murmura para sí mientras acelera. A su lado suena la carcajada del merchero, que no sabe leer ni escribir pero que está obligado a estar en sus clases molestando, porque se aburre. 

Toma la curva que le acerca a su destino y oye en su mente a la gitana Laya:

_¡Me molas Profe! Pero yo, pa qué voy a estudiar si me van a casar en un par de años.

Por el resto de la clase siente pena de no poder darles la clase como quisiera porque uno se levanta, el otro insulta, el siguiente descalifica... Notas y notas. Llamadas y llamadas a los padres. De nada sirve. Estos muchachos pasan de sus padres, del instituto, de los estudios, hasta de ellos mismos. ¡Carne de cañón! No, no son culpables, porque las leyes educativas les obligan a permanecer allí sentados, esperando a cumplir 16 años.

¡Hoy, ha estado a punto de tirar la toalla! Pero... piensa en sus dos hijos para los que hace de madre y de padre, en el alquiler del piso, en la crisis...Se da ánimos pensando en los alumnos más disciplinados, en su sueldo, en las vacaciones... Empuja la puerta del Centro y ... camina despacio hacia el aula.


 Mi sombra piensa que la docencia puede ser  muy dura pero...:  "Para huir se necesita a veces mucho valor" de María Edgworth. 



Nota: Este post lo publiqué en el 2011 y lo retiré en su día. Prometí publicarlo de nuevo. Aquí está. Por él publiqué ¡¡Censurada!! el 25-10-2011. Ha pasado el tiempo. Sigue estando vigente como el primer día, pero ya no hace daño a la persona que se vio reflejada en él. 



martes, 18 de marzo de 2014

¡Sin sentencia!




Sin juicio ni sentencia. Son muchas las parejas que se separan de mutuo acuerdo, aunque algunos casos sobre todo famosos,  nos hacen creer que no es así.

Leo, se enamoró de Jénifer, cuando tenía un hijo de dos años y su mujer estaba embarazada. Le dio un gran disgusto a su esposa que a punto estuvo de perder el hijo que esperaba, pero fue leal y sincero. Se fue de casa y comenzó una nueva vida en pareja 

Leo, estuvo presente en el parto de su segundo hijo. Su mujer nunca ha tenido que ir a un juicio para exigir sus deberes como padre. No ha hecho falta que un juez imparta justicia ni conceda visitas. El padre cumple con sus obligaciones afectivas y económicas, éstas en la medida que su sueldo se lo permite. No han establecido régimen legal alguno. Vivir en el mismo lugar facilita estas situaciones, pero en todos los casos la buena disposición de la pareja hace que no sea un trauma separarse, al menos para los hijos.

Mientras los niños fueron bebés era Leo quien iba a visitarlos. Ahora que los niños tienen tres y cinco años son los pequeños los que se van con su padre los fines de semana. Si un día cualquiera la madre no puede ir a recoger a sus niños al colegio, llama al padre y éste se encarga de hacerlo. Si un fin de semana el progenitor quiere salir fuera de la ciudad, avisa a la madre de sus hijos que se queda con los niños. Sin discusiones, sin disculpas, sin fisuras, sin malos rollos.. Todo porque ambos sienten un gran cariño por sus vástagos y éstos para los dos son lo más importante. 

También los motivos económicos, hacen que cada vez sean más las parejas que se separan sin papeles de por medio. Ya lo dijo aquella gitana como maldición a quien nada le daba: "Que tengas juicios y los ganes" pues siempre perjudican a las partes las sentencias, por favorables que sean. Sin descartar los casos en los que no haya más remedio que acudir a los tribunales. Una sentencia, rompe la armonía entre la pareja para siempre y los hijos son los perjudicados. Se puede seguir teniendo respeto e incluso afecto, por la persona con la que ya no convives aunque sólo sea por  la descendencia que siempre creará un vínculo entre ambos. Nadie es culpable de enamorarse ni tampoco de dejar de amar a alguien. 


 En nuestro mundo "nada" es para siempre:"El hombre honrado es el que mide su derecho por su deber" de Jean A. Henri Lacordaire. 




jueves, 13 de marzo de 2014

¡Putos!




  ¡Se casó Silver con una mujer! ¿Pero... ¿no era gay?  

Mi sombra conoció a Simón en un pueblecito de nuestra provincia. Se quedó sin madre muy niño. Lo cuidó su tía, hermana de su madre. Pasados unos años se casó con su padre y se convirtió en su madrastra. Siempre la llamó madre y su cariño por ella no tenía límites. Todo el amor que sentía por ella se transformaba  en odio hacia su padre. Había en su mente una zonas nebulosas de su infancia en la que jamás quiso profundizar, no sabía si a eso se debía su rencor hacia su padre o a su tacañería que rayaba en la indigencia.

 Tanto su padre como su madre, al igual que su madrastra, poseían un gran capital en fincas. Sin embargo en su casa faltaban las más indispensables comodidades. Fue la última casa del pueblo en construirse un cuarto de baño. 

Por la dictadura y tacañería de su padre con 17 años Simón, se fue a Madrid. Allí, ejercía de "chapero" y trapicheaba con drogas. Cuando en los verano venía al pueblo se hacía llamar "Silver" y alardeaba de su inclinación hacia los hombres que irritaba más y más a su padre. 

Al morir su progenitor había un buen depósito ahorrado en el banco del que su madre le dejó disponer. Regresó a casa y vendió dos enormes parcelas de su herencia plantadas de mimbre muy cotizado. Con el importe de la primera mandó remodelar toda la casa familiar sin faltar la calefacción. Diseñó la planta baja pensando en la comodidad y los gustos de su madre. La entrada, que era un enorme patio de labranza la convirtió en un hermoso patio andaluz con un zócalo de hermosos azulejos y macetas de diversas plantas. Un gran salón, salita con mesa camilla, una bella cocina económica, un cuarto de baño amplio y práctico y hasta una capillita para la Virgen del Carmen de la que su madre era muy devota. La parte de arriba la diseñó más pensando en él, pero igualmente confortable y moderna. Contrató a una señora tres días a la semana para realizar los quehaceres diarios y aligerar la carga a su madre-madrastra. 

Con el importe de la segunda parcela y algo más de la herencia, se compró un piso de segunda mano en la Capital del Reino. Lo transformó por completo, colocando en sus cuatro habitaciones cuarto de baño individual, con televisor, mueble bar, teléfonos grandes y antiguos que eran preciosos. Su contraste con los enormes cuadros modernos de hombres con el torso desnudo que adornaban las paredes le daban un toque especial. Desde ahora se dedicaría, además de su trabajo en una oficina de seguros mal remunerado pero necesario para cotizar, a recibir a sus contactos en su propia casa elevando sus tarifas en consonancia con la remodelación de su piso. Ahora sería "puto de lujo". 

Los hombres de sus círculos, "putos" como él, que antes hacían sus contactos en la calle, ahora recibían a sus clientes en el piso de Silver, previo pago de comisiones a éste. Su calidad de vida mejoró mucho haciendo de "puto-madame". 

En la oficina tenía una amiga, Lorena, nueve años mayor que él. Era su confidente y conocía todos los pormenores de su vida desde los más escabrosos a los más felices. Casi a diario la invitaba a tomar café. Era la única mujer que conocía  su nido. Poco a poco fueron intimando hasta que un día Silver de 51 años y Lorena decidieron casarse y pasar el resto de su vida juntos. Silver vendió el piso de sus encuentros amorosos y se compró un adosado en las afueras de la urbe. ¡Se les ve felices y compenetrados!

En su boda no se olvidó un detalle. Su madre a la que sólo le faltó parirlo, se emociona hablando de su hijo.La  alegría de su vida que por fin, sentaba la cabeza. No se cansa de enseñar el álbum de la boda de Silver. 


 La vida da muchas vueltas: "La libertad es el derecho de hacer lo que no perjudique a los demás" de Lacordaire.




martes, 11 de marzo de 2014

¡La cogió llorona!




¡Le dio por llorar, no todos los días se cumplen 18 primaveras!

 Eran las 5 de la mañana y sonó el teléfono. Salté de la cama como una exhalación pensando en algo urgente y de mal presagio y voy descalza hasta el teléfono fijo. Entre lloros una voz joven pregunta: ¿Está Ol...? 

_Sí, está durmiendo, pero... ¿Qué te pasa Lu...?. La llamada se corta. Llamo a mi hija y le digo que es su amiga Lu... Se levanta medio dormida y marca el número. Mi sombra escucha preocupada junto a ella. Por fin se oye al otro lado: "Ay Ol... estoy muy mal, que mi hermana está loca que me ha pegado..." Se corta de nuevo la llamada. Vuelve a marcar el número y pregunta: 

_¿Lu..., está ahí tu hermana? ¿Es ella la que cuelga el teléfono? Tranquilízate, tu hermana ya no te pegará más. ¿Puedes hacerte una manzanilla?  ¿Quieres venir para aquí? ¿Quieres que vaya?

_No, no vengas, estoy muy mal, mi hermana salió, le voy a echar el cerrojo.

 _No, Lu... no, el cerrojo no lo eches, vete con tu perrita Pufi para la cama serénate y relájate como dice "el Cojo". Al otro lado del hilo la voz algo más calmada, no lloriquea ni habla tan fuerte: 

_Perdona por llamarte a estas horas. 

_No te preocupes. ¿Quieres que vayamos a buscarte? 

_No, no, ya estoy mejor, me voy a dormir. 

_¿Estás mejor ya, de verdad? 

_Sí, sí, me voy a la cama con Pufi que se ha puesto triste. 

_¡Vale! está bien, dentro de un rato te llamo. Muchos besos. Colgó enviando muchos besos sonoros a través del teléfono. Nos calzamos y nos sentamos a esperar. ¡Vaya curda!  Menos mal que no es habitual. Sólo faltaba tener que ir ahora hasta su zona a buscarla, pero si no hay más remedio... Al final no fue necesario salir de casa a esas horas. 


No somos perfectos:  "He procurado diligentemente no reírme de las acciones humanas, ni llorarlas, ni abominar de ellas, sino comprenderlas" de Baruch Spinoza.



jueves, 6 de marzo de 2014

¡Abuelas trabajadoras!





¡Un nuevo "ocho de marzo"!

Hoy, romperé una lanza en favor de esas mujeres mayores y trabajadoras. Son abuelas que no se consideran ancianas y que hoy, tanto hacen en la sombra por la Sociedad. 

Marisa, es viuda, tiene 67 años y hace dos que se jubiló, después de cotizar durante 40 años. De los años que no cotizó, pero sí trabajó, mejor no acordarse. Le quedó una buena pensión y se siente afortunada de seguir siendo independiente.

Marisa tiene una hija separada con tres hijos: dos niñas gemelas de 8 años y un niño que va a celebrar su segundo cumpleaños. Del padre de los pequeños no se sabe nada desde que su hija hizo una llamada al 016. ¡Mejor así! 

La jornada de Marisa comienza a las ocho de la mañana cuando su hija le trae a sus tres nietos antes de ir a su trabajo en un supermercado. A las nueve, la abuela con el pequeño en su silla acompaña a sus nietas al colegio. Al regreso hace la compra y de vuelta a casa mientras el niño descansa o juega, ella le da una vuelta por encima a la casa y prepara la comida. Alrededor de las dos de nuevo con el bebé vuelve al colegio a recoger a las gemelas. Llegan a casa y su hija les espera para comer, antes de regresar de nuevo a su trabajo. 

Después de comer Marisa acuesta al pequeño a la siesta. Friega y recoge la cocina mientras las gemelas hacen los deberes. Ella sabe que no es la mejor hora para realizar el trabajo de clase, pero sí la más tranquila, así que las niñas ya han cogido la rutina, traen sus carteras y esparcen sus libros sobre la mesa. Les ayuda a despejar las dudas y les hace algún dibujo. No se explica con lo que le gusta a ella la pintura, cómo son sus nietas tan negadas para el dibujo. Antes de las seis, después de darles la merienda sale con sus tres pimpollos al parque si hace bueno, de lo contrario toca quedar en casa: contar cuentos, jugar en la alfombra del salón, disfrazarse, ver la tele... 

En el parque: vigila, ayuda a bajar del tobogán, empuja en los columpios, sujeta una comba... Regresa sobre las ocho y prepara la cena. Sobre las nueve aparecerá mamá para llevar a sus hijos a casa hasta el día siguiente. ¡Su jornada de 13 horas ha terminado! Cuando se van sus nietos, Marisa se sienta en su sillón favorito con las piernas en alto. Se relaja, enciende la tele, a veces lee un libro, hace ganchillo....¡Se siente bien! 

Los sábados va a clase de pintura, está haciendo unos preciosos cuadros para la habitación de sus nietas y le encanta manejar los pinceles. Los domingos después de una partida de cartas con sus amigas, abuelas trabajadoras como ella, se van a bailar. ¡No tiene tiempo de aburrirse! Nunca habla de dolencias porque no las tiene. A su edad no sabe lo que es tomar una pastilla, claro que tampoco va al médico. Su frase preferida es: "Al médico se va cuando una está mal, si estás bien no vayas porque algo te encuentran seguro". 


Se siente feliz y útil: "¡Trabaja! si no lo necesitas como alimento, lo precisas como medicina" de William Penn.




sábado, 1 de marzo de 2014

¡Paco de Lucía!

                                                                                     

                                                   
¡Eras su vida, eras su amada, eras... su Guitarra!

¡Has quedado sola! ¡Has quedado muda! ¡Has quedado fría como las fibras de su cuerpo!

 Seca, sin lágrimas, de tanto que has llorado y reído con él. Ahora, silenciosa, arrinconada, rodeada de seres sin aliento como tú, permaneces a la espera. Se fueron para siempre aquellas manos que tantas veces te acariciaron. No hubo un solo rincón de tu bella anatomía que no pasara por la dulzura y delicadeza de sus dedos. 

 Fuiste su vida. Te dejó un momento para estar con los suyos junto al mar. Allí soñaba para venir a contarte sus quimeras, sus fantasías, sus emociones... Nunca fuiste celosa, sabías que siempre regresaba. Por lejos que se fuera nunca olvidaba un pasaje para ti. Hasta que ocurrió lo inesperado. 

Tu amado se fue a la playa y nunca regresó. Sólo volvió su cuerpo inerte y al mirarlo lo supiste. Aquellas manos blancas que nunca te ofendieron ya no se movían. Jamás volverían sus abrazos. Mucha gente alrededor. El mundo entero se enteró de su marcha, pero tú antes que nadie. 

Del Caribe caliente y acogedor regresó a España su cuerpo frío como el frío invierno, para no desentonar. Así era él, tú lo sabes, lo conociste en profundidad. Serio y sencillo nunca le gustó llamar la atención, pero cuando tú estabas en sus brazos era imposible disimular. Brotaba a borbotones el amor que os teníais. Tuvo que ser en invierno, cuando las sierras mecánicas aún cortan las ramas superfluas de los árboles. Fue ahora cuando la mujer de la guadaña, decidió segar su vida para siempre. 

Tú sigues ahí, olvidada, inmóvil, triste, rota de dolor por su ausencia. Que te consuele saber que tú lo eras todo para él y cuando sientas un temblor apenas perceptible en tus cuerdas, quizás sea su espíritu que regresa junto a ti. Mientras tanto...  ¿Quien repondrá tus finos hilos? ¿Quien afinará tus risas? ¿Quién cantará tus tristezas? 

Pero... no estés triste, no llores ni te vistas de luto por su ausencia porque tus cuerdas amarraron su cuerpo y vivirá para siempre atado a ti. Tú, "Su Guitarra" serás su recuerdo tangible e imborrable. Tú sabes que Paco de Lucía siempre, siempre, siempre... fue y será tuyo.


Mi sombra suscribe:  "Conservar algo que me ayude a recordarte sería admitir que te puedo olvidar" de William Shakespeare.