martes, 31 de mayo de 2016

Alzheimer (2)



Tomada de Internet

El Alzheimer es un mal de nuestro tiempo, ya que también afecta a personas en plena madurez.

A veces nos olvidamos de las familias. Pero las personas que conviven con las que padecen esta enfermedad, en muchos casos terminan sufriendo depresión escuchando casi siempre la misma cantinela. En algunos momentos la mente de estos enfermos parece que rige y comprende pero las más de las veces sólo repiten una misma frase o enmudecen.

 Amalia, desde que se le diagnosticó la enfermedad a su madre, dejó su piso y se fue  a vivir en el piso de su progenitora junto con su marido, Carlos. Araceli, que así se llama la enferma, hace unos días le dijo a su hija:

 _Tienes que casarte que se te va a "pasar el arroz". A lo que Amalia con paciencia y una sonrisa le contestó:

_Pero madre, si yo ya estoy casada con Carlos.

_¿Con Carlos? _suspiró la anciana y continuó:

_ ¿Con Carlos el nuestro? 

Ahí fue cuando los ojos de Amalia comenzaron a soltar lágrimas sin poderlas detener. Carlos, su marido, era "el nuestro" y ella... ¿Quién era ella para su madre? 

Cuando lo cuenta todo el mundo le da recetas: no te disgustes ya sabes lo que es esta enfermedad, cuídate no te vengas abajo que eres su apoyo. Orgullosa debes estar de tu trabajo al lado de tu madre cuidándola...

 Pero Amalia calla y medita para sí... Orgullosa de cuidar a la que le dio el ser y sentir que es una extraña para ella... Dicen que cuando es necesario ser firmes te conviertas en una montaña, pero ella va perdiendo su firmeza.


Me gusta, pero dudo si Amalia estaría de acuerdo con la frase: “Enorme dicha es  servir de memoria a una madre” de Abel Pérez Rojas.



jueves, 26 de mayo de 2016

Acosadora



 Mi sombra es tu madre y te he dicho mil veces que la denuncies por acoso. Stop. Si fuera al revés, ella ya te habría denunciado. Stop. Es verdad que en Palencia tuvisteis una relación con altos y bajos. Stop. Que rompisteis con tu traslado a Valladolid. Stop. Que volvisteis de nuevo, pues como tú dices: "la carne es débil". Stop. Que has roto con ella definitivamente hace tiempo y desde entonces no te deja ni a sol ni a sombra. Stop. La has borrado de todas tus cuentas en la Red y aún así, no para de llamarte por teléfono. Stop. Se ha presentado varias veces ante tu piso aporreando el timbre que has tenido que desconectar para que no moleste a los vecinos. Stop. Ha enviado mensajes a tu hermano, poniéndote a parir porque no la escuchas. Stop. No puedo asegurarlo pero me temo que es ella la que ha llamado aquí a León y permanece en silencio cuando descuelgo el teléfono. Stop. Juraría que es ella, no te lo digo para no preocuparte. Stop. Se te ha presentado a las doce de la noche conduciendo desde Palencia a Valladolid y como no quisiste saber nada de ella, te rayó todo el coche. Stop. No es la primera vez que tienes que levantarte de madrugada para trasladar el coche a otra calle cuando amenaza con presentarse, temiendo que te pinche las cuatro ruedas. Stop. Llámale "h" pero eso es acoso en toda regla. Stop. Que no está bien de los nervios, que necesita ayuda de un profesional, estoy de acuerdo. Stop. Pero tú no tienes la culpa de sus desatinos y debes denunciar. Stop. Sí, parece que últimamente te ha dado un respiro, ¡me importa un pimiento! Stop. Cualquier día vuelve a las andadas. ¡Denuncia! Stop. Tanto si lo haces como si no, soy tu madre y....   
¡Te quiero!


Hay personas que pueden resultar peligrosas: "No nos molestan aquellos defectos que nosotros no tenemos" de Miguel de Unamuno.


martes, 24 de mayo de 2016

Mi tercer "no recuerdo"



 Como ya he contado mi primer "no recuerdo" y mi segundo "no recuerdo", hoy traigo a mi blog mi tercer "no recuerdo". Como los anteriores es un  hecho que mi madre me contó pero que en mí no dejó huella alguna debido a mi corta edad.

Ocurrió un precioso domingo de primavera. A mi hermano de cuatro años y a mi sombra de tres añitos nos vistió mi madre con nuestras mejores galas y acicaló con esmero.

Mis abuelos vivían cerca, así que nos mandó ir a visitarlos. Mi hermano me llevaba de la mano, mientras mi madre nos miraba bajar el Carromonte embelesada de lo guapos que iban sus dos retoños. Mi hermano también giraba la cabeza para mirarla de vez en cuando y yo supongo que haría lo mismo. Una de esas veces que mi hermano miró hacia atrás para ver si mi madre seguía en la puerta de nuestra casa, ocurrió lo peor.

En mi pueblo por entonces las calles estaban sin asfaltar. Había muchas vacas y las calles estaban de continuo adornadas con boñigas, nosotros en el pueblo las llamábamos "moñicas", que nadie limpiaba, por supuesto.

Así que una gran "moñica"estaba en nuestro camino o nosotros en el suyo el caso es que mis pequeños pies se atascaron en ella cayendo y embadurnándome de arriba a abajo. Al levantarme con la ayuda de mi hermano y querer limpiarme con mis pequeñas manos, según mi madre, el embadurne fue en aumento.

 Mi madre llegó corriendo Carromonte abajo hasta llegar a cogerme casi con pinzas como ella dijo: "Hecha un Cristo". Me desnudó, me metió en el balde y frota que frota logró quitarme el desagradable olor de encima- De nuevo me cambió y como "dos pinceles" volvimos de su mano calle abajo hasta la casa de mis abuelos.


Cada vez que lo contaba había risas en mi casa: "El último escalón de la mala suerte es el primero de la buena" de Carlo Dossi.



jueves, 19 de mayo de 2016

Empresarios y empresarios






Hay Empresarios con Mayúscula (cada vez menos) y empresarios con minúscula (cada vez más)  Por si fuera poco hoy, como decía mi abuela, "tienen la sartén por el mango".  Hoy traigo a colación a uno de estos últimos.

Nuria domina tres idiomas y trabaja en la oficina de un almacén por un sueldo ridículo y haciendo nueve y diez horas diarias. Aún así, tiene que trabajar algún fin de semana. A pesar de todo, por sus circunstancias, se siente responsable y cumple. Tiene una hija pequeña. No tiene pareja, pero sí una familia que la apoya en todo siempre. Está harta de su jefe que es un caradura y un machista pero sigue allí. No están los tiempos para dejar un trabajo por difícil que te lo pongan.

Hace unos meses, el jefe le ordenó que tenía que trabajar el sábado, Nuria le dijo:

_ ¡No puedo, tengo una hija y hemos hecho planes!

_¡¡Y YO TENGO UN GATO, NO TE JODE!! _gritó contestando el energúmeno de su jefe.

Nuria ya no pudo quitarse la frase de la cabeza en lo que quedaba de jornada y en toda la noche. ¡Su hija comparada con un gato! 

Cuando a la mañana siguiente llegó al trabajo le pidió a su jefe la cuenta y se despidió. ¡hasta aquí habían llegado sus gritos y sus machadas! _le aclaró. Su jefe intentó disuadirla en un tono bajo y amable que jamás le había conocido. No se dejó convencer. 

Unas semanas más tarde, enviando currículums,  pensó que se había precipitado y quizás equivocado. Su familia estuvo ahí como siempre siendo su apoyo.

Por suerte todo cambió a los dos meses.  Hoy trabaja en "Miguélez" y está encantada. Tiene horario francés porque lleva todo lo relacionado con Francia, madruga un poco más pero regresa a su casa antes. ¡Ojalá más de una persona pudiera hacer lo mismo, o tuviera valor para hacerlo!.


No estamos en tiempos de la exclavitud pero algunos empresarios aún creen que sí. "El arco siempre tenso, pronto se rompe" de Fedro, fabulista latino.



martes, 17 de mayo de 2016

"La Trinidad en galochas"





 Mi sombra nació en un pueblo muy pequeño pero con un nombre muy largo "Santibáñez de Valdeiglesias" que hace juego con su luenga calle principal. Por él pasa el Camino de Santiago y no son pocos los peregrin@s que eligen esta ruta.

El próximo domingo es su fiesta patronal, La Santísima Trinidad. Ya hace unos años que se celebra el sábado el día más grande y la tornafiesta el domingo. Cuando se acerca el día, ya desde niña escucho a la gente comentar: "La Trinidad en galochas". Pues sí raro, raro, es el año que ese día no llueve de ahí el dicho. Como por fin ha dejado de llover esperemos que no vuelva a empezar.

Por la mañana temprano se adornan las calles con ramas apoyadas sobre las fachadas y el suelo se alfombra con "cenoyo". Recordaré siempre ése olor de mi infancia, es único. Balcones y ventanas se adornan con colchas de brillantes colores. Sobre la fachada de la casa de mi prima Luisa, cubriendo una ventana, se coloca un altar con un pequeño baldaquino adornado con flores.    

A mediodía suele haber un sol que raja la cebolla, como decimos por aquí. La iglesia muy limpia. Vestida con sus mejores galas y flores, está preciosa. La procesión con imágenes y estandartes, desde siempre muy bien organizada: niños y niñas delante, a continuación las mujeres y al final los hombres. Se camina despacio de dos en dos en silencio, mientras la música suena o cantan las personas acompañadas de los sacerdotes que ofician. Desde los balcones arrojan pétalos de flores al paso de las imágenes. ¡Es lo más bonito del día para muchas personas!   

Luego a la salida de misa, el baile vermut que cada vez es más vermut y menos baile. La música de orquesta es muy cara y los pueblos pequeños, como el mío, sólo se pueden permitir contratar una orquesta una horas, para la tarde noche.

Siempre recordaré mi etapa adolescente cuando la orquesta, que solían ser "Los Cirolines" de Benavides, formada por cinco o seis músicos  pasaban los dos días de la fiesta en nuestra casa. Comenzaban con la verbena de la víspera. El día de la fiesta de madrugada, acompañando a los quintos, amenizaban las calles con "Las Mañanitas" y pasacalles. Solemnizaban la procesión con su música y alegraban el baile vermut con las jotas que nadie tocaba como ellos. Por la tarde el baile en las eras y la orquesta interpretando: pasodobles, vals, corridos, baladas y jotas. ¡Grandes y pequeños, todo el mundo bailaba!

 El pueblo pagaba todos los gastos de la orquesta: desayuno, comida, cena y alojamiento. Con ese dinero mis padres les alojaban y hacían nuestra fiesta. Así podían invitar a la familia que no residía en el pueblo y venían todos los primos con los que ocupábamos dos bancos de la iglesia.

El trabajo era para mi madre que días antes se pasaba el tiempo preparando las habitaciones arregladas y nuestras camas en las estancias sin arreglar o en el pajar. Luego dos días cocinando. Nosotras le ayudábamos a servir la mesa a los músicos que nos dedicaban canciones y nos hacían sentir superimportantes. ¡Cuánto disfrutábamos! 

Estos días, hasta el sábado, sobre todo las mujeres se dedican a limpiar y ordenar para el gran día, como decía mi madre: "Si no fueran las funciones, nos comían los arañones".

Casi todos tenemos un pueblo y éste es el mío. Entre los, para mí, grandes atractivos que guarda señalizaría:

_En primer lugar sus gentes, sencillas y trabajadoras.

_En segundo lugar sus fuentes. Me quedo con la Fuente Mayor que da vida a un lavadero. Allí si observas detenidamente puedes ver manar el agua entre las piedras y los minúsculos montoncitos de arena fínísima que deja al brotar de la tierra.

_En tercer lugar "Las Eras". Espacios alfombrados de verde hierba con sabor a trilla, a recolección, a bailes, paseos  y juegos.

_Por último "El Monte". Actualmente agrietado por los caminos de concentración, pero que aún guarda espacios naturales plagados de encinas, robles y algunos castaños. Estos lugares permanecen así, yo diría desde hace siglos.

_No puedo olvidar "El Caño artesiano". Situado en el centro del pueblo, cada vez un poquito más hondo pero que si sus escaleras hablaran, nos contarían muchas secretos de amor, de alegría, de pena, de niños y mayores.

Allí permanecen las cenizas de los que me dieron la vida. En el pueblo viví 17 años y allí siguen estando las raíces de las que procedo..


No estaré en la fiesta, pero deseo que disfruten, que no se cumpla el dicho y la lluvia no aparezca: "Si de los otoños hacemos primavera, el invierno siempre estará lejos" de Fernando de Rojas.

Caño artesiano de mi pueblo


jueves, 12 de mayo de 2016

¡Vaya rostro!



¡Qué lerda! ¿Cómo no se dio cuenta antes? 

Juntos habían visitado pisos para alquilar, juntos habían elegido los muebles, juntos habían comprado el coche...Y...por si fuera poco ya tenía con él un hijo y sólo hacía unos meses que se había enterado de que su pareja se drogaba.

_Soy un enfermo. No hacía más que repetirlo desde que ella se enteró.  

_Ya sé que lo suyo es una enfermedad ¡Pues que me lo hubiera dicho! y sobre todo que intente ponerle remedio poniéndose en tratamiento, por mí y por su hijo. Ni siquiera lo intenta y eso no estoy dispuesta a consentirlo. Ni un día más aguantaré la situación, se lo había dicho muchas veces pero nunca lo ponía en práctica,  hasta que...

Se acabó. hasta aquí hemos llegado. Se dijo a sí misma. Era uno de sus peores días. Ella también tenía días malos o se creía que él era el único. Ya estoy hablando sola, y qué, mejor hablar que explotar. Cogió a su pequeño y se fue a casa de su madre con lo puesto y lo imprescindible para el bebé. 

A los ocho días regresó al piso de alquiler para recoger varias de sus pertenencias. ¡Oh sorpresa! Los muebles, la televisión, su preciosa vajilla, hasta el frigorífico... ¡Todo había desaparecido! Solamente quedaba la enorme cama de gratos y no tan gratos recuerdos.

 ¡Todo había sido vendido! 

Pasó el tiempo. Pasaron los años. Su hijo ya había cumplido la mayoría de edad. Su padre no lo conocería si se lo encontrara por la calle. Hace unos días suena el teléfono y es él. En el colmo de la desfachatez le pide desde otra comunidad el "libro de familia". Ni siquiera le pregunta por su hijo, no se atreve. ¿Para qué a estas alturas pedir el libro de familia? Porque hoy tiene otra pareja y desea pedir una ayudas que sólo le dan si presenta el "libro de familia". Por supuesto que la madre de su hijo no se lo enviará. Para convencerla le ha prometido compartir con ella la ayuda. ¡Ni de coña, pero qué se ha creído ese cabrón!

No se puede creer lo que escucha. Tantos años sin compartir nada con él y ahora le viene con esas.


 ¡Se puede ser más caradura! "Las palabras que no van seguidas de hechos no sirven para nada" de Demóstenes.



martes, 10 de mayo de 2016

"El muerto al hoyo..."



Para bastantes mujeres, la peluquería además de ponernos guapas, es un punto de encuentro terapéutico. Se habla sin tapujos de toda clase de problemas sean personales o no.

 Estamos de espera. Mi sombra habla, observa y escucha. De pronto entra una anciana, triste y llorosa. Con voz muy débil preguntó: ¿Quién es la última? Nos quedamos mirándola y la última le habló: Yo soy la última, pero ¿qué le pasa mujer? A lo que la mayor entre sollozos contestó:

 _ Mira hija, ayer cumplí 83 años y hoy tengo a mi marido de cuerpo presente.

Por supuesto las clientas impactadas le cedimos la vez. La profesional del pelo envió a una ayudante a por una tila doble al bar de al lado que llegó rápidamente. La anciana iba tomando la tila a sorbitos entre quejas por su ser querido:

_Allí quedó en su caja, parece que aún está vivo. Gracias por dejarme pasar delante. Va a venir mucha gente a darme el pésame y tengo el pelo muy blanco en la raíz, por eso he venido a teñirme.

Luego ya más tranquila mientras la teñían decía frases sueltas entre suspiros:

_ No querían ponerle el traje pero yo me empeñé. Tantos años juntos. Él era más joven que yo, tenía un año menos. Debería haber muerto yo y no él... 

Nada más terminar de arreglarle el pelo vinieron a buscarla para trasladarla al tanatorio y una de las clientas que conocía a la señora, la acompañó hasta allí para dar el pésame a sus familiares..

A la semana siguiente se contó el cuadro del tanatorio en la  peluquería.  Como curiosas y cotillas nos fuimos enterando por distintas clientas de lo que pasó. La anciana había llegado al tanatorio tranquila. Allí el muerto ya estaba también peinado y maquillado con muchos ojos encima que se apartaron para dejar paso a la viuda. La mujer llegó ante el ataúd y justo ahí dejó de hacerle efecto alguno la infusión de tila que había tomado. A los pocos minutos sacó un pañuelo y se sonó ruidosamente.

Pasado un tiempo breve, ya de nuevo tranquila bien teñida y bien peinada, recibía el pésame de sus allegados y conocidos. No me pregunten por qué nos reíamos. Mejor se lo cuento. Nos pareció un caso cómico. Su marido muerto y ella coqueta preocupada por su imagen.


Quizás cuando lleguemos a su edad, no nos parezca tan gracioso. "¿Qué hace falta para ser indulgente? Mucha rectitud de criterio y un poco de piedad en el corazón" de Ana Sofía Swetchine.



jueves, 5 de mayo de 2016

¡Herencias!




 María Jesús vio primero a sus padres y más tarde a su madre viuda, pelear en los juzgados, que según su opinión, esos disgustos, le acortaron la vida a ambos. Ella con treinta y seis años, recibió su herencia: un piso y una finca. 

Sus padres habían comprado con toda ilusión una finca cercana a León con una acogedora casita. Vivían permanentemente en la capital y allí iban los fines de semana y los veranos. 

Uno de esos fines de semana se encontraron la casa habitada por una familia gitana. No quisieron hacer las cosas tipo la película "Carmen y Amén". Denunciaron. Pasó el tiempo y los años. Cambiaron la cerradura varias veces ante notario. 

Ya con sus padres desaparecidos, María Jesús heredó su finca, la casa, mejor dicho las paredes de la casa y también los mismos disgustos y las preocupaciones que tuvieron sus progenitores. Un día vio  que en su finca había caballos. Puso una nueva denuncia al respecto, porque si pasaba algo con los animales, era ella la responsable. 

Abogados, procuradores, notarios, jueces... 
Ccerraduras que hoy ponía y mañana eran arrancadas...Después de los años, la justicia, ¡por fin!, le ha dado la razón. A ella le sigue dando  miedo ir a su finca. Ha sacado para la orilla de la carretera toda la chatarra y trastos que aún tenía allí la familia ocupa.

 María Jesús ha puesto su finca a vender para quitarse el marrón de encima. Su temor, sigue siendo que en cualquier momento alguien dé de nuevo una patada en la puerta y ocupe la finca de nuevo. Su herencia le ha costado a la familia mucho dinero y mucha salud. 


Me pregunto:¿Por qué nuestra justicia sigue siendo tan lenta? "Muchos jueces son absolutamente incorruptibles, nadie puede inducirles a hacer justicia" de Bertold Brecht.



martes, 3 de mayo de 2016

My "twitter" (30)



Lunes 11 de abril: 
Dicho en peligro de extinción: "Está hecho de la piel de Barrabás". Se lo decían las personas mayores a algún niño para decir que era malo o muy travieso e inquieto.

Martes 12 de abril:
¿Cómo se puede permitir que cada vez que una Facultad celebra una fiesta en el Campus éste quede repleto de basuras que ni el Ayuntamiento se atreve a hacerle frente? ¿Enseñan civismo en nuestras universidades?

 Miércoles 13 de abril:
Otro susto de olvidadizo  solucionado. El chico se dejó la cadena de oro olvidada en el lavabo del hotel en Londres y al poco tiempo en casa. Eso sí hablaba y escribía muy bien en inglés.

Jueves 14 de abril:
Les llevó el colegio a ver un teatrillo de títeres. Le pregunté a Marcos, que hace 3º de primaaria de qué iba la representación y me dijo:"Pues eran un príncipe y una princesa. Una bruja mataba al príncipe con un cuchillo y la princesa miraba cómo le mataba y seguía tomando el té. Tú fíjate no hacía nada sólo miraba y tomaba té. Ya no se acordaba de más. Normal sólo de lo que le impactó. ¡Y para ver eso pagaron cuatro euros!

Viernes 15 de abril:
Mientras esperaban el la cirugía de ambulatorio, una anciana curiosa le preguntó al joven si él también iba a algo de los ojos. El joven negó con la cabeza y miró para otro lado: ¡Señora! Iba a circuincidarse.

Sábado 16 de abril:
Su ex la llama por teléfono y le echa una perorata de dos pares de narices: de el viaje que hizo, el que va a hacer, lo comido y lo sin comer y al finalizar sin que ella haya dicho dos palabras seguidas le espeta: ¡Qué, tenías ganas de hablar, eh! Ella le colgó afirmando, sí, sí, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

 Domingo 17 de abril:
Abel de 8 años comentó: Hoy la profe nos dijo que las mujeres vivían hasta los 85 años según las estadísticas y los hombres cinco años menos. Así que... abuelo a ti ya te queda poco. Abuelo y nieto sonrieron a la vez. 


Tod@s tienen su razón: "El acto más valiente que una puede hacer, es pensar por sí misma" de Coco Chanel.